Ilustración: Sandra Aguilar
ISBN: 978-84-125118-8-8
Páginas: 126
Formato: 14 x 22 cm
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17,00 

ISBN (digital): 978-84-126262-1-6
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La casa de mi padre

Pablo Acosta

Esto no es un libro, es una casa. Una casa con su puerta de entrada, su recibidor, los dormitorios, un estudio, ventanas… Una vivienda que el narrador habitó en su juventud y que ahora vuelve a recorrer con las manos para construir un palacio de la memoria y permitir que nos abramos paso entre la tenue luz de los ventanales por el angosto pasillo. Porque, como en todas las casas, en esta casa también al final del pasillo habita lo oscuro. Esto no es un libro, es una casa.

Sin trama, sin personajes, esta casa se erige como un monumento. Bienvenidos al universo Pablo Acosta.

«El recibidor [Un habitáculo de La casa de mi padre].» Adelanto publicado en la revista Granta.

La prensa ha dicho:

«A stunningly poignant story told with originality and grace, whose epicenter is set in a specific house, on a specific island. While bathed in light outside, touched by air and sea; on the inside dwells, among a father’s collection of paintings and books, the horrific, shivering image of a moment of violence fixed in time. Memories blossom along walls and floors in this intimate, visionary story, which is also a search taken step by physical step beyond the place of grief to the paradox of peace, of life, of relinquishing the need to understand. Daringly innovative, vivid, visceral, and ultimately illuminating, Acosta has produced a novel full of passion and raw beauty, marking one of the strongest debut voices to come out of contemporary Spanish literature.» Valerie Miles

«Con la devoción con la que los brahmanes construyeron el altar del fuego, ladrillo tras ladrillo, con la necesidad de conceder forma a lo que es solo caos, así también ha sido escrito este libro que conserva la impronta del ejercicio o ascesis.» Victoria Cirlot, Mercurio

«Lean este libro, perdón, esta casa. Lean este autor.» Nicolás Dorta, El Periódico

«Uno de los seis mejores debuts de narrativa del año.» La Lectura (El Mundo)

«Uno de los principios de libro más fantásticos e impresionantes que he leído.» Sílvia Soler, Vostè Primer, Rac1

«Un texto destilado y condensado que huye del sentimentalismo a pesar de la poética de algunas páginas (“somos dos flores llenas de sangre”).» Mey Zamora, La Vanguardia (Cultura/s)

«Experto en mística, sus ideas literarias deben mucho a la tradición visionaria con escala en Lautréamont. El placer del lenguaje como materia densa y fastuosa convive en él con una minuciosidad constructiva casi neurótica.» Carlos Femenías, Zenda Libros

«Acosta vuelve a la casa y la reconstruye a través de la escritura con ese dolor con el que volvía Brodsky a su habitación y media.» Anna Maria Iglesia, La Lectura (El Mundo)

«Ancha casa de la memoria.» David Torrella, Quimera

«La casa, a modo de la Casa tomada de Cortázar, es un organismo vivo con estancias que palpitan y/o agonizan, una casa de la memoria, un espacio litúrgico del que apostatar o con el que convertirse.» Gema Monlleó, Revista Détour

«Una maravilla. Uno de esos libros que los acabas y te dejan una sensación de… ¿y ahora qué?» Míriam Cano, Fet a mida

«La delicadeza en cada palabra.» Entrevista de Pau Andreu Sitjar, La Gran Vida

«En la rareza es donde encuentro la manera de no traicionar lo que viví.» Entrevista de Almudena Cruz, El Día 

«Un monumento narrativo a la evocación de la figura paterna (ausente).» Entrevista de Paula Sáenz de Viteri, Pliego Suelto

«Los textos originales son como huesos de un cuerpo roto que inserto y engarzo en un lugar cerrado, donde adquieren sentido. También que la estructura se vea, se muestre, está relacionado con la necesidad de extrañar el relato, de que las personas que lo lean no se sientan cómodas en una simple novela que los embauca, sino que sean conscientes de que lo que leen forma parte de una escritura-otra.» Entrevista de Felipe Cussen, Letras en línea

«Un texto asombroso que nos lleva a través de los recovecos de la memoria del narrador visitando la casa donde vivió con su padre. Es un juego de viaje interior-exterior, desde las experiencias del niño a los pensamientos ordenados del adulto que escribe, y es fundamentalmente un homenaje extraordinario a la memoria. Que nadie se lo pierda.» Tes Nehuén, Poemas del alma

«En La casa de mi padre se aprecian los mimbres del gran escritor que es Pablo Acosta, una voz insólita en el panorama actual de las letras de este país no solo por su extrema originalidad sino por el poso que respira su literatura.» Eduardo García Rojas, El Perseguidor (Diario de Avisos)

«La idea de la casa surgió de una forma natural: surgió de un sueño.» Entrevista de Camilo Hoyos, Paredro

«La casa de mi padre és un dels millors llibres que no són llibres que he llegit en molt de temps. És una casa, un palau de la memòria, un no-lloc. I és pur geni creatiu.» Leticia Asenjo, Ara Balears

«Una ‘nivola» excelente sobre un padre contradictorio y, después de todo, bueno, un libro exigente en su simplicidad y su limpieza visceral, un libro que coloca a cualquier autor en el panorama literario con galones de teniente coronel.» Andreu Navarra, Crónica Global

«Cuando quedábamos, Pablo me hablaba de monjas medievales que predicaban en éxtasis, de Nick Cave y de libros tachados en el Vaticano. Nada podía interesarme más, hasta que me contó esta pesadilla: su hogar de infancia, laberinto mental y proyecto de novela de toda una vida. La memoria puede ser un palacio o una casa en ruinas. Pablo entra en la segunda ignorando todos los artificios propios de la novela, todas las trampas narrativas: nos entrega el plano, una pistola y esta bomba de libro directo al dolor, la iluminación, el terror y a la obsesión. Escribe para que esa casa arda y luego escapar de las llamas.» Miqui Otero

«¿Qué le da más miedo? Saber cómo acaba todo.» Entrevista capotiana de Toni Montesinos, Alma en las palabras

 

 

Pablo Acosta

Pablo Acosta nació en La Laguna (Tenerife), ciudad que ha aprendido a amar con la distancia y los años. Vive desde hace casi veinte en Barcelona, donde se mudó para hacer un doctorado, y donde se ha dedicado (esencialmente) a encerrarse en bibliotecas y a garrapatear cuadernos. Es especialista en literatura mística medieval femenina, ámbito en el que estudia las interrelaciones entre experiencia, materialidad y escritura. Actualmente es investigador postdoctoral María Zambrano y está tratando de trazar la genealogía del sermón visionario desde el Libro del conorte de la abadesa Juana de la Cruz (c. 1509). La casa de mi padre es el primer texto que publica más allá de la academia.